Tanto a mí como a bastantes amigos y conocidos nos cuesta mucho trabajo concretar citas románticas. Salir con alguien exitosamente es equivalente a verse un par de veces a la semana en promedio para tragos de manera express (entre la cena de trabajo de la cual el otro viene y la fiesta de cumpleaños a la cual nosotros debemos ir después). Quienes logran verse tres veces a la semana o más son raras criaturas mitológicas de tres cabezas que viven o trabajan cerca, o estudian en la misma escuela.
Exigimos mucho y al mismo tiempo nos conformamos por culpa de la desesperación. Hace unos años nuestro perfil decía “busco novio alto, guapo y lindo”, y ahora “busco macho humano con pulso dispuesto a darme una caricia”. Nuestra comunidad la hemos hecho muy exigente, la competencia es dura, y nos obsesionamos con tener el mejor perfil, las mejores fotos… ¿Y para qué? Para encontrarnos con alguien una vez porque queremos ver si luego encontramos a alguien mejor. Y cuando todo termina maravillosamente para nosotros, el otro es el que quiere más. Así, hoy creemos que alguien romántico es un hombre que no se mete a ver si alguien nuevo lo contactó en la app de ligue en la cual lo conocimos al terminar nuestra cita. Y el hecho de que ya no nos dejen en visto los hace merecedores de una medalla.
Claro que hoy hay muchas ventajas. Ya casi no hay citas a ciegas, ya es más sencillo que el mundo sepa lo que nos gusta gracias a nuestras selfies, likes, shares y check-in’s, podemos estar en contacto con personas que viven del otro lado de la ciudad, y ya no tenemos que ir exclusivamente a bares, antros o lugares de cruising para conocer a alguien. Incluso hoy existen grupos de empleados LGBT de algunas empresas o de estudiantes LGBT en algunas universidades, socializar es más viable y también menos tachado por la sociedad. Sin embargo, aún así lograr tener citas románticas exitosas pasa cada que Neptuno, Venus y Saturno se alinean.
Creo que somos egoístas porque muchas veces no tenemos opción, porque el tiempo que le dedicamos a alguien más es tiempo que dejamos de usar para otra cosa. Si queremos independizarnos, tenemos que trabajar, y en estos tiempos no es fácil. Si queremos empezar un negocio, ejercitarnos o viajar, 24 horas al día no son suficientes, y nuestro pobre corazón a veces sufre las consecuencias. Y los encuentros gracias a las apps de ligue en muchas ocasiones llegan a ser una suma de citas mediocres, a veces decepcionantes, a veces pesadillas, y aunque de repente se llega a colar una aceptable, ese evento aislado luego tiene que enfrentarse a todo lo que les acabo de mencionar.
Dicen que el interés tiene pies, pero la inmunidad al romanticismo de la cual les estoy hablando la veo como una crisis. Por tanto, no quiero dejarlos pensando que solo vine a quejarme, aux contraire, los quiero invitar a cambiar nuestra actitud, a verdaderamente hacernos tiempo para ir a cenar o al cine, a ir poco a poco y no tener sexo a la primera, a ser honestos y estar dispuestos a hacer funcionar algo bonito con alguien prometedor, a respetar los sentimientos y el tiempo del otro, y a esforzarnos por dejar de ser cínicos y conocernos mejor; porque conozco mucha gente que todavía cree, quiere y busca citas románticas.
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