En México, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) divulgó este gráfico en el cual lista los derechos sexuales y los reproductivos que tiene toda persona, sea cual sea su condición sexual. A continuación, te los explico en corto.
1. Igualdad y la no discriminación sexual
Significa que ninguna persona (mamá, papá, abuelo, hermano, maestros, sacerdotes, policías, personal de salud, servidor público o cantante en declive de baladas pop) puede negarte derechos relacionados con tu sexualidad o ponerlos en riesgo con acciones u opiniones homo/bi/les/trans fóbicas.
La principal forma de comenzar a ejercer tus derechos sexuales y reproductivos es informarte sobre ellos y compartir la información en tus manos con tus círculos. Así, contribuyes no solo a procurar tu bienestar sino el de todos los #Homosensuales.
2. Una vida sexual sin violencia, libre de coerción, discriminación y violencia relacionada con la sexualidad
Por ejemplo, al acudir a servicios de salud, no te pueden negar/obstaculizar/impedir atención de ninguna clase por el hecho de ser gay, lesbiana, bisexual, queer, de género fluido, transexual, etc. Tampoco es aceptable por ningún motivo que los polis detengan e increpen a una pareja no hetero por tomarse de la mano o besarse en una plaza pública o centro comercial.
Asimismo, debemos oponernos a la violencia de pareja y prevenirla. Para ello, te recomiendo echarle un vistazo a mis artículos sobre violencia en el noviazgo (incluye test y otras monerías).
3. Libertad de opinión y expresión sexual
¡ALERTA! Este derecho conlleva una OBLIGACIÓN: respetar los derechos y trato digno de terceras persona. Es decir, que tengas libertad de opinión y expresión sexual no quiere decir que puedas agredir, humillar o desprestigiar a alguien que no comulgue con tus ideas o aficiones. Por muy perra (como popularmente se dice) que alguien quiera ser o por más que pretenda figurar, el respeto y el consenso deben ser los que regulen la convivencia, no las ganas incontenibles de decir algo.
Por otro lado, quienes conforman las poblaciones LGBT tienen derecho a expresar, manifestar, hacer pública, compartir y vivir su sexualidad sin más ni menos ventajas que las personas heterosexuales.
Asimismo, aunque recibas muchas opiniones y sugerencias, la última decisión y la más importante sobre lo que pase con tu cuerpo y tu sexualidad es TUYA.
4. Equidad en el ejercicio de la sexualidad
Ejercer la sexualidad no es sinónimo ni equivale a tener coito. Copular, tener sexo o coger —como prefieras llamarle— no es la única ni la más importante forma en que alguien ejerce o vive su sexualidad.
La sexualidad es un aspecto central de los seres humanos, e incluye: el conocimiento del cuerpo; afectividad, estima emocional, erotismo, deseo sexual, placer sexual; sexo biológico (características anatómicas, fisiológicas y genéticas); género, identidad de género, expresión de género, orientación sexual; intimidad sexual y reproducción. Recuerda que la sexualidad se integra y modifica a lo largo de la vida a partir de aspectos biológicos, sociales, psicológicos, espirituales, religiosos, políticos, legales, históricos, éticos y culturales.
Por lo tanto, equidad en el ejercicio de la sexualidad significa que, para concertarla, cada persona debe tener acceso a información, servicios de salud, espacios de convivencia, garantías jurídicas y respeto social a su condición sexual, entre otros factores.
5. Ser o no sexualmente activo
Evidentemente no se trata de tu rol o preferencia sexual, sino de que tienes derecho a tener o negarte a tener relaciones sexuales (con o sin penetración vaginal, anal u oral) —en ese sentido, la abstinencia temporal o indefinida es una elección válida para vivir tu sexualidad—. No permitas que nadie te diga cuándo o te imponga formas de hacerlo.
Este tema también debe hablarse cuando tienes un noviazgo o una relación de eróticoafectiva sexual con una o más personas: ¿serán sexualmente activos o el sexo no es necesario para establecer un vínculo? ¿Habrá exclusividad sexual o acordarán libertad para tener sexo con otras personas? Hay mucho que platicar y acordar al respecto.
6. Tener relaciones sexuales consensuadas
Quiere decir que para tener coito desenfrenado, fajes y sexo oral leve o nivel aspiradora, por ejemplo, las partes involucradas deben estar de acuerdo en todo lo que ocurra. ¡Calma, no es necesario firmarlo ante notario!
Aquí también entran cuestionemos como: acordar usar condón para relaciones sexuales con penetración anal, vaginal y oral; incluir o no a terceros; usar juguetes sexuales o pura manopla; aventarse todo el kamasutra o preferir a la antigüita.
7. Escoger a la pareja
No, no significa que puedas ser mala leche en Grindr, Hornet, SCRUFF y demás apps de ligue con comentarios despectivos. Quiere decir que nadie puede decirte con quien andar de novio o casarte, de quién ser amigo con beneficios, a quién amar… Quizá no sea tu caso, pero hay algunas comunidades en las que se obliga a niñas, niños y adolescentes a tener noviazgos y matrimonios. ¡Qué terrible, no? Este derecho no es tan inútil como algunos piensan.
8. Salud reproductiva
Ya sea que planeen procrear o no e independientemente de su orientación sexual (homo, hetero, bi o asexual) y de con quiénes tengan sexo, todas las personas tienen derecho a recibir información científica, laica y vigente sobre salud reproductiva: mecanismos de procreación, planificación familiar, métodos anticonceptivos, prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), salud materno-infantil, etc.
Averigua más sobre este derecho en este enlace de la Organización Mundial de la Salud.
9. Decidir el número y espaciamiento de hijas o hijos a la procreación
También implica el derecho a decidir no tenerlos —es decir, no engendrar—. Así que la próxima vez que tu madre, tu padre o algún pariente incómodo te diga «¿Y para cuándo los hijos?», respóndele que tienes derecho a no procrear, y que ser padre o madre no te hace más hombre, mujer o como te identifiques.
Caso alarmante es el que ocurre a muchas mujeres lesbianas y personas trans que sufren violaciones correctivas por parte de familiares y personas lesbofóbicas o transfóbicas, lo que culmina en embarazos no deseados y severo daño físico y mental
10. Autonomía y autodeterminación sobre su cuerpo
Ya sea que te identifiques como mujer, hombre, una mezcla de ambos o ninguno de los dos (sí, es posible, #Homosensuales), eres libre de hacer con tu cuerpo lo que te plazca: modificarlo, adornarlo, vestirlo, desvestirlo, exhibirlo, reservarlo, tatuarlo, masturbarlo, ponerle maquillaje, ejercitarlo, nutrirlo, ponerle toques masculinos, agregarle matices femeninos, tornarlo andrógino.
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