martes, 31 de julio de 2018

¿La homosexualidad se puede curar?

¿la homosexualidad es algo de lo que uno se cura?

La respuesta es “no”. La homosexualidad, desde hace muchos años, no se considera una enfermedad ni un padecimiento. Por definición, eso significa que no es algo de lo que uno se pueda “curar”. Si una mujer hoy siente atracción por otras mujeres y en algunos años (sin ser obligada) deja de sentirla, quizá su orientación sexual habrá cambiado, pero no podemos decir que se haya “curado” de algo. La campaña iniciada por Yaaj México lo deja muy claro: ninguna persona está enferma por no ser heterosexual.

¿hay forma de que alguna persona, institución o terapia “ayude” a alguien para dejar de ser gay?

La respuesta es “no”. Como yo no soy científico, no tengo evidencia de primera mano. Sin embargo, confío en las y los expertos. Le creo a la Asociación Americana de Psiquiatría, que desde hace 18 años afirmó que las “terapias de conversión” tratan a la homosexualidad como si fuera una patología, muchas veces con base en ideas religiosas estigmatizantes. Le creo a la Organización Panamericana de la Salud, que a principios de esta década afirmó: “Las supuestas terapias de cambio de orientación sexual carecen de justificación médica y son éticamente inaceptables”. Y le creo a la Organización de las Naciones Unidas, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, instituciones que a nivel global, regional y mexicano rechazan estas prácticas por su efecto sobre las libertades y la dignidad de las personas.




¿por qué hablar de este tema es importante?

Número uno: participar en esta discusión importa porque nos da la oportunidad de desmontar mitos y prejuicios. Hablar ahora nos permite decir con contundencia que no, la diversidad no es ninguna enfermedad. Ser parte del diálogo ayudará a mejorar las condiciones para quienes saldrán del clóset a partir de ahora. Sólo así podemos evitar que las personas sigan suicidándose o siendo víctimas de tortura simplemente por sentir atracción hacia algún sexo.

Número dos: desmentir la idea de que la heterosexualidad es la única orientación sexual válida nos acerca más a erradicar la discriminación en México. ¿Por qué? Porque está comprobado (y esto sí lo he estudiado de primera mano) que, a medida que las personas ven la homosexualidad como algo natural, y conforme entienden que uno no “se hace” gay, lesbiana o bisexual, están más de acuerdo con la igualdad de derechos. Cuando las y los mexicanos ven que uno no puede controlar su orientación sexual, sino que eso es parte de lo que define a las personas, apoyan más la igualdad en varios ámbitos, como son el matrimonio y la adopción.

De todo esto, saco dos conclusiones. En primer lugar, es indispensable que los medios de comunicación aprendan a comunicar sin desinformar a las personas. Seguir con el discurso de que la homosexualidad “se cura” no hace sino reafirmar estereotipos caducos que legitiman las distintas manifestaciones de la discriminación y la violencia.

Y en segundo lugar, es necesario que cada vez seamos más quienes alcemos la voz en contra ideas infundadas sobre la diversidad sexual. La lucha por los derechos requiere, aunque no queramos, de visibilizar y convencer. Por ello, es fundamental que ninguna persona LGBTI o aliada permanezca en silencio.

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