1. El que te manda un mensaje una vez al año para decir algo sensacional.
Cada cierto tiempo, te despierta un mensaje de texto o recibes un mensaje por Facebook de él, diciendo algo así como “pensé tanto en ti anoche” o cuánto desea verte, o preguntando cuándo estarás en su ciudad. Te llenará de un frenesí de emoción y esperanza. Pero no importa cuánto cuidado tengas en responderle sus mensajes, para parecer algo interesado pero nunca tanto, él siempre desaparecerá nuevamente, y te dejará desesperado, aún cuando haya sido él quien se acercó a ti. Borrarás su número de teléfono para evitar enviarle mensajes cuando estés ebrio, pero seguirás viendo su perfil de vez en cuando.
2. Aquel al que no le gustan tus amigos.
Él saldrá con ellos de vez en cuando, porque no verlos parecería irracional, pero no le gustará. Pondrá malas caras y estará pegado al celular, exigirá tu atención, y cuando los dos vayan camino de vuelta a casa, dirá cosas desagradables sobre ellos. Un día uno de tus amigos llegará a tu casa a media noche, llorando por alguna mala noticia, y se quedarán bebiendo y hablando hasta las 3AM. Cuando le cuentes, hará un comentario impulsivo, diciendo que tus amigos son “tan dramáticos”.
3. El que cambia cuando está con sus amigos.
Su relación será como un secreto que sólo ustedes dos sabrán, y cada vez que él esté con sus amigos será como si se le hubiese apagado un interruptor. Será frío y sarcástico, y no querrá hacer ninguna de las cosas tontas y tiernas que hacen cuando están en privado. “Te he visto desnudo tomando leche frente al refrigerador, idiota” pensarás. “no te hagas el cool de un momento para otro”. Y de pronto, lo único que quieres de él es que sea amable, para probar que no estás loco, y que la versión que tú conoces de él en privado realmente existe. Entonces el usará la palabra “sometido” en una conversación una o dos veces, y te darás cuenta que nunca ocurrirá.
4. El que ya está con alguien.
Pensarás que puedes cambiarlo. Lo pensarás, si tú sólo te presentas como la alternativa perfecta a su situación actual, lo dejará y se enamorará de ti. Pero todo lo que él hará será odiar al otro sin motivo, y como máximo, lo harás engañarlo cuando tenga tiempo. Le prometerás a tus amigos que no eres el otro, aunque todos saben que lo eres, y de alguna manera, el único que saldrá de ésta situación sin hacerse enemigos será él. Y en cuatro años más, te avergonzarás de la persona que fuiste entonces.
5. El que toma mucho café y siempre está trabajando en un proyecto.
Lo conocerás en una cafetería, mirando intensamente su computador y bebiendo el que quizás sea su tercer café americano de la tarde. Usará colores tierra y gafas, y todo sobre él parecerá cálido, apasionado y profundo. Le preguntarás cosas y todas sus respuestas serán vagas, y objetará la estructura de la pregunta misma. Estará trabajando como “freelance” y “entre proyectos” y “trabajando en algo ahora” pero no verás nada tangible. Lo dejarás a los pocos meses, y un año después, lo verás en la misma cafetería, sólo que esta vez no parecerá intenso ni sencillo, sólo triste.
6. El que te muestra música nueva, pero que en realidad no comparte.
Parecerá tan amable y culto, y te pondrá canciones (en vinilo, porque el sonido es mucho mejor) mientras los dos comparten un porro en el colchón de su habitación. Tendrás miedo de hablar durante cualquiera de las canciones, porque no querrás arruinar el ambiente o parecer que no le “entiendes la onda”, y pasarás noches enteras en casa leyendo cuidadosamente sobre sus bandas favoritas para que parezca que eres tan fan como él, y no sólo fingiendo que te gustan. Y cuando terminen, terminarás odiando todo el genero musical, más que nada porque estarás listo para admitir que nunca te gustaron.
7. El que “no está listo”.
Todo irá perfecto, y tendrá sentido, y te permitirás olvidar todos los signos del inicio de la relación que indicaban que no iba a ser serio. Pretenderás no notar cuando no te llama su novio a menos que tú lo hagas primero. Harás como que no te molesta cuando no quiere presentarte con tus padres cuando ellos están en la ciudad. Fingirás no estar devastado cuando, a los seis meses, toda tu relación se vea reproducida con otra persona, y lo llamará su novio cada vez que hable de él. Te repetirás a ti mismo que él simplemente “no estaba listo” para sentar cabeza con nadie, hasta que haya pasado suficiente tiempo como para que admitas que el sí quería esas cosas, simplemente no las quería contigo.
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