martes, 26 de diciembre de 2017

La libertad que se construye contando

Por David Olvera

En la oscuridad de un escenario ambientado por la tenue luz de un proyector, 50 hombres entonan una canción sobre el odio, el rechazo y el estigma que a lo largo de la historia se han ejercido en contra de las personas homosexuales. 50 voces afirman que ser gay no es una enfermedad, claman por una esperanza de vida y acusan al odio y la homofobia de ser las peores plagas que el mundo ha padecido.



Se trata del Coro Gay de la Ciudad de México, 50 jóvenes homosexuales lo conforman y se preparan para su tradicional presentación anual. El grupo se constituyó en 2013 y tiene sus orígenes en un coro de música clásica, en el cual sus fundadores se conocieron; ellos son Oscar Urtusástegui, Luis Domínguez, y Enrique Torralba, los cuales integran el Comité Organizador del coro y con quienes Desastre.mx tuvo una cálida conversación.

“El Coro Gay de la Ciudad de México nace a raíz de una inquietud. Teníamos la expectación de cantar algo más innovador, algo más contemporáneo, e, inspirados en lo que estaba pasando en otros coros alrededor del mundo, comenzamos a coquetear con la idea”, señaló Luis, quien recuerda que en un principio eran apenas 15 integrantes.

Este grupo, que hasta hoy ha participado en cerca de 40 presentaciones, 3 de ellas en el extranjero, tiene por objetivo no sólo cantar, sino otorgarle una capacidad política y contestataria a dicho acto. Su música promueve un discurso de igualdad, respeto y diversidad, por ello se empeñan en presentarse públicamente como un coro gay.


La enunciación tiene la misión de irrumpir en lugares donde la invisibilizacion de la diversidad sexual es común, sus cantos celebran la existencia de la homosexualidad y reclaman un mundo más justo en el que no haya espacio para la discriminación.

“Nos presentamos como Coro Gay por estrategia. No vivimos en otros países donde muchas cosas se han logrado, tristemente hay muchas cosas que todavía se necesitan conseguir y creemos que como proyecto debemos incidir en ganar más visibilidad, yo creo que es importantísimo no ocultarnos. En algún futuro se superará la etiqueta, pero debido al momento que estamos viviendo, usarla puede ser algo estratégico”, señala Enrique Torralba, quien también se desempeña como ilustrador.

En marzo de este año, el coro se presentó en la Ciudad de Nueva York luego de recibir una invitación del Coro Gay de Nueva York al espectáculo “Big Gay Sing”. En dicha presentación tuvieron la oportunidad de hacer explícito su compromiso social; además ha sido uno de los espectáculos más importantes a lo largo de su existencia como agrupación.

“Fue un momento político… cuando teníamos cerca esa fecha aconteció el triunfo de Donald Trump y abundaron sus declaraciones sobre México y los inmigrantes. Es uno de los eventos más importantes que hemos tenido este año. Al presentarnos en la gran manzana, las expectativas, la responsabilidad y el compromiso con el proyecto crecieron”, señala Oscar.


Cantar, un acto de libertad


Cinco celdas, cinco hombres homosexuales y cinco historias de criminalidad, este acto ironiza una de las canciones emblemáticas del musical de Brodway “Chicago”. Sus letras han sido modificadas para reflejar un pedazo de la historia de la comunidad gay contemporánea. De esta manera inicia uno de los actos de su espectáculo.

El Coro Gay de la Ciudad de México forma parte de una tradición de coros conformados por personas LGBT, quienes, por medio de la música, resuenan un discurso de aceptación y pluralidad.

El primer conjunto de hombres homosexuales que se reunió a cantar bajo este formato fue el Coro de Hombres Gays de San Francisco, una agrupación que se conformó en la década de 1970 a la par de la visibilización y empoderamiento paulatino del movimiento de liberación homosexual.


Pese a que sus integrantes llevaban varios años reuniéndose para cantar, su primera aparición pública fue en 1978. Dicha presentación se desarrolló a manera de protesta debido al asesinato del activista y político Harvey Milk.

“Estamos motivados por el proyecto mismo, porque el hacer música y el cantar significan una liberación espiritual, significan un compromiso con la sociedad y las personas LGBT; incluso con las personas que no se identifican con nuestras orientaciones, porque entonces creamos un puente de entendimiento a través del cual podemos mandar nuestro mensaje”, afirma Enrique Torralba.

A nivel internacional existe la Gay and Lesbian Association of Choruses (GALA), una red cuyo objetivo es fomentar el desarrollo artístico y organizacional de este tipo de expresiones musicales. Surgió en 1982 en el marco de la realización de los primeros Gay Games (un certamen deportivo a favor de la diversidad sexual) en San Francisco. Actualmente está conformado por más de 100 coros de todo el mundo, entre ellos el Coro Gay de la Ciudad de México.

“Seguir hablando del tema va a hacer que se pierda la importancia y el interés del estigma de las palabras, entre más se pronuncie y más se hable sobre esto, el mensaje se hace cada vez más grande”, señala Oscar.

Además agrega: “Nosotros somos un gran ejemplo de que sí se puede y de que si las personas tienen la voluntad nos podemos organizar. Llevamos 6 meses con mucho trabajo para el espectáculo de diciembre, a veces es muy extenuante y todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras carreras, nuestra vida familiar, nuestra vida de pareja, el combinar todo eso es un trabajo y compromiso”.

“Ha sido una experiencia de mucho crecimiento a nivel personal, gracias al coro he aprendido mucho de mí mismo, he podido estar en contacto con gente que quiero mucho, de la que he aprendido mucho y me ha permitido explorar alternativas que no creí que era posible conocer”, señala Arturo, un joven de 30 años que participa en el Coro Gay de la Ciudad de México.

Por su parte, Kevin, un joven apuesto de apenas 19 años de edad, afirma que pertenecer a este grupo lo ha ayudado a crecer de manera personal y a sentirse parte de un proyecto comprometido con cambiar la forma estigmatizada en la que la sociedad mira a las personas LGBT.

“Estar en el coro me ha dado mucha seguridad en mí mismo, me ha ayudado en mi expresión corporal y en mi forma de relacionarme con otras personas y de expresar afectos. Las personas con las que puedo contar en mi vida y compartir mi vida se ha expandido exponencialmente y se lo agradezco mucho al grupo”, señala Kevin.

De acuerdo con Oscar, Luis y Enrique, a lo largo de los cuatro años de existencia del coro, no han sido objeto de discriminación o rechazo al presentarse abiertamente como una agrupación gay; por el contrario, han experimentado un recibimiento acogedor por parte del público.

No obstante, uno de los grandes retos del grupo es lidiar con la propia descalificación existente por parte de personas LGBT, pues muchas de ellas subestiman su trabajo.

“Tristemente ha habido agresiones directamente de la misma comunidad, de gente que no cree en el proyecto y que nos ha señalado bajo muchísimos términos; es muy triste ver que no se da esa integración que debería ser natural por andar exactamente por el mismo camino”, señala Torralba.

“Me he enfrentado a mucha gente que dice: ‘Qué necesidad de hacer o decir que son un coro gay, de ponerse esa etiqueta’. Pero sí hay una necesidad, yo creo que una de las experiencias más gratificantes del coro es derribar los estereotipos que mucha gente tiene acerca de lo que debería ser un coro gay… somos un grupo muy heterogéneo, lleno de personalidades con backgrounds distintos. A fin de cuentas somos muy diversos”, señala Arturo.

El coro se ha mantenido y ha podido demostrar, contra todo pronóstico, que la unión de voluntades puede crear un proyecto sólido que no sólo se queda en la dimensión musical, sino que traspasa las fronteras de las disciplinas y el espectáculo para tejer relaciones de aprendizaje, amistad y afecto propias de una familia. Incluso, el coro ha funcionado como una plataforma para derribar clósets personales.

“Ha habido anécdotas muy bonitas, muchos de ellos han utilizado el medio del coro para salir del clóset con sus familiares. El año pasado, uno de ellos invitó a sus abuelos al espectáculo; la reacción de la señora fue increíble, le dijo: ‘Yo a ti te amo, te adoro y te apoyaré en todo lo que hagas’. Ese tipo de cosas surgen gracias al coro”, relata Oscar.

“Realmente los vínculos se han hecho muy fuertes, te sientes tan bien conformado este grupo que cuando tienes vacaciones dices: ‘Para qué las quiero’. Lo que quieres es ver a tus hermanos de coro. Se forman vínculos muy fuertes y, como todas familias, también hay situaciones disfuncionales e incluso han salido romances”, narra Luis.



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